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LOS ANGELES NO TIENEN ALAS fue filmada en San Lorenzo, Provincia de

Esmeraldas, en la costa del pacífico fronteriza con Colombia.



El proyecto defiende así una estética naturalista que se nutre de la gestualidad y la expresividad propia de los afrodescendientes de la región.



El guión respira con las historias de la comunidad, y fluye en espacios de naturaleza profunda que alberga los sonidos, los colores y los latidos de una cultura que llegó del África y que se enfrenta al dilema de la supervivencia en cada pedazo de territorio que le es arrebatado por contemporáneas invasiones.



Rostros, gestos y saberes ancestrales adquieren vida en una película que compone una nota particular en el mosaico de identidades de la nueva generación del cine ecuatoriano.





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